A LA MADURA DIOS NO LA AYUDA

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Ya está. Casi sin darme cuenta entre hoy y mañana verá la luz en las estanterías de aquellas librerías que lo hayan escogido.. Sí, ya está en a calle. Y yo presa de un ataque de nervios. ¿Gustará? ¿No gustará? ¿Es real o es ficticio? ¿Son así las cosas o no lo son? ¿Y el amor? ¿Y la amistad? ¿Y la memoria? ¿Y las maletas? ¿Y el fútbol? ¿Y los niños que te enseñan que la discapacidad no existe? ¿Y los botes de los hoteles, inventados para fastidiarnos con su minúscula letra cuando estamos en plena ducha? ¿Y las comidas de amigas? ¿Y la relación con Él? ¿Y la relación de Él con su coche? ¿Y el poder de un coche para destrozar una pareja? ¿Y los ancianos? ¿Y tu madre? ¿Y las realidades de cada uno? ¿Y la diferencia de sexo? ¿Y los colores? ¿Y las llaves? ¿Y la relación de Él con el mando? ¿Y los niños? ¿Y los uniformes? ¿Y los libros de texto? ¿Y los adolescentes? ¿Y la música? ¿Y la ropa?

Sin darme tiempo casi ni para asimilarlo, un compendio de sentimientos, disparates, vivencias y emociones han hecho de la protagonista de este libro, que casualmente se llama Marta, una mujer más, entre los miles de millones de mujeres más, que viven su día a día con absoluta “normalidad”, dentro de los límites a los que a una determinada edad se pueda llamar normalidad.
Sin darme tiempo para desaparecer antes de que se publicara el libro, “A la Madura Dios no la ayuda”, hoy se encuentra en mis manos mientras estas tiemblan y la poca lógica que me queda me invita a huir antes de que sea demasiado tarde. “Vete, huye, y a la vuelta podrás comprobar si Marta, tu protagonista, ha sido capaz de enganchar a los lectores, tanto del sexo femenino como del masculino, que han encontrado en Ella un fiel reflejo de su vida cotidiana. Con Él o sin Él, con Elito o sin Elito, con Ellita o sin Ellita, con perro o sin perro, con relación de “martirmonio” o sin ella. Pero, espero, con tantas afinidades entre unos y otros que sea capaz de convertirse en una más de estas mujeres maduras a las que Dios no la ayuda. Y para Ellos, una buena guía de lo que hay que hacer -en general- para que todo marche sobre ruedas. Con su Ella. Y con todos.

La convivencia, ¡ay, la convivencia!.Con unos y con otros, siempre la convivencia. Por eso, estas palabras van dirigidas a todos. Con independencia del sexo y la edad. Hay espacio para todos los públicos. Porque la madura tiene una vida, una vida que empieza cuando era joven. Por eso cualquier persona está invitada a leer estas líneas. Escritas con un solo fin. Que sonriáis, -si os reís ya sería la bomba-, penséis, améis y consigáis como yo, buscar el lado bueno de las cosas. Aunque a veces no lo encuentre. Pero solo así las cosas son muuuchoooo más fáciles. Sin olvidar que el destino, porque esto no se pueda obviar, a veces se tuerce y nos pone en el camino situaciones difíciles, o tremendas. Porque la muerte, la enfermedad, también están aquí. Si no, no tendría sentido. Es un libro de la vida sin ninguna pretensión. Jamás ganaré el Pulitzer. Pero con mi manera de escribir os he ganado ya a todos vosotros. Y para mí, esto, no tiene precio.
Os quiero,
Marta

20 comentarios en “A LA MADURA DIOS NO LA AYUDA”

  1. No se vosotros …. Yo no puedo dejar de leer… Me sobran mi marido, mis hijos, mi madre … Solo quiero que me dejen en paz y seguir leyendo. Enhorabuena Marta !

  2. Hola Marta! Estoy deseando leerlo! Hoy he ido por todas las librerías de Sevilla y aún no lo tieben expuesto, pero me aseguran que la semana próxima estará a la venta. Qué ganas!!! Un saludo y mucha suerte

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