La fuerza de unos acordes

Me sorprendí a mi misma cantando como una loca en el coche. Iba sola. Pocos minutos después volví a sorprenderme llorando serenamente al escuchar la siguiente canción. Seguía sola. Y sola sentí cómo era capaz de pasar de la alegría a la tristeza en ese corto espacio de tiempo que separaba una melodía de la otra. Pensé en el poder de la música. En la fuerza de unos acordes, en la magia de un instrumento, en la sensibilidad del compositor al combinar sonidos y silencios, en el lenguaje de este arte capaz de transmitir emociones de carácter universal. La música. Con su capacidad para sanar un alma herida, amansar a las fieras, reducir el estrés, mitigar el dolor e incluso mejorar la salud. Científicamente comprobado. Pero si pienso en la música pienso sobre todo en el impacto emocional que produce. En la garra de su carácter. En la profundidad de un sonido inigualable que consigue hacernos llorar sin saber muy bien por qué.
Como sucede, por ejemplo, ante la inmensidad de un Ave María como el de Gonoud o una banda sonora como la de la película de «La Misión». Cuando la música se hace canción y a la melodía se une el registro de una voz. O de varias. Capaz, o capaces, de atravesarte el corazón para hacer de él un instrumento a su servicio. Para unirte para siempre con esa persona que perdiste -“When I lost you honey…”, como dice Springsteen en su incomparable “Drive all night”- o con esa persona que ganaste para formar parte de tu vida. Capaz de reflejar tus sentimientos, de acompañar tu estado de ánimo, de hacer de su música una señal de identidad tuya con la que el poeta de turno, que compuso esa letra, te traslade a ese momento en el que tú viviste exactamente lo mismo. Quizás la compuso cuando su alma estaba herida, como la tuya. O quizás lo hizo cuando su alma estaba ya sanada, como la tuya. Y consigue que esa melodía, esa sucesión de sonidos que es percibida como una sola entidad, adquiera el carácter de inmortal dentro de tu alma. Allí, donde todas las emociones, siempre y cuando vengan a través de ese acorde, esa voz, esa letra, son siempre bienvenidas.

2 comentarios en “La fuerza de unos acordes”

  1. Marta, Qué bonito tu artículo !!! Has dado en el clavo, como siempre. Qué difícil vivir sin la música y cuantas veces recurrimos a ella simplemente buscando compañía !!!Estoy de acuerdo contigo en afirmar que la música obra milagros… Yo me he llegado a sentir director de orquesta y he estado a punto de matarme en el coche por agitar con entusiasmo una batuta imaginaria!!!

  2. Marta,
    Qué bonito tu artículo !!! Has dado en el clavo, como siempre. Qué difícil vivir sin la música y cuantas veces recurrimos a ella simplemente buscando compañía !!!
    Estoy de acuerdo contigo en afirmar que la música obra milagros…

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