María, la vida es un regalo

“Si me hubiesen dado este libro hace un año no me lo hubiera creído. Pero menos se lo hubieran creído aquellos que firmaron mi parte de defunción, aquellos que mintieron confiando en mis daños cerebrales, aquellos que no llamaron por vergüenza o cobardía. Pero no he escrito de puño y corazón este libro para reivindicar mi vida, sino la vuestra”. Siento un escalofrío al copiar las firmes palabras con las que María, María de Villota, se dirige –se dirigía-, a los lectores con los que esperaba encontrarse en su libro, “La vida es un regalo”, que iba a presentar el lunes. “Si no estuviera aquí y la muerte me hubiera ganado esta carrera con bandera negra y no de cuadros, no hubiera podido transmitiros con todo el alma este mensaje de alegría”, continúa –continuaba-, esta joven excepcional que hizo de su terrible accidente un canto a la vida. La imagino. Con esa sonrisa que cautivó hasta al corazón más endurecido y alguno de sus parches de alegres colores con los que vestía la dulzura de su rostro, tecleando para volcar su alma y rellenar lo vacío con tintas de esperanza, alegría, fortaleza, vitalidad, y ejemplo. El mismo ejemplo que nos ha dado a todos los que sin conocerla, ya la conocíamos. Ese que hubiera dado, si la muerte no se hubiera cruzado en su camino, a los jóvenes que iban a ir a escucharla al congreso “Lo que de Verdad Importa” de Sevilla, organizado por la fundación que lleva el mismo nombre, y apoyado por ABC. El mismo que dio, dos días antes, a los empresarios que acudieron a “Algo más” para Randstad, de la misma fundación. Los que allí estuvieron se fueron con un “chute de energía”. Los que allí estuvieron se quedaron con “ese nuevo volante que ahora dirige mi vida, cuyos botones son los de la familia, la solidaridad, el optimismo o el sentido del humor”. Los que allí estuvieron, y los que no, deberíamos grabar en nuestra memoria la respuesta que dio a la última, y obligada, pregunta. “¿Y qué es para ti lo que de verdad importa?” “Dar la mejor versión de ti misma en cada momento, porque la vida no nos pertenece, es un regalo y todo el tiempo que estés aquí, hay que darlo todo”.

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