Me gusta. Comentar. Compartir. Adicción.

 

De Candy Crush a Facebook. De una adicción a otra. Hace 2 años que el juego de los caramelos me convirtió en una de esas millones de personas obsesionadas en comer golosinas. En un acto de contrición reconocí estar enganchada.Tras un duro proceso de adaptación mi familia me dio por perdida y en un acto de extrema generosidad aceptaron convivir conmigo y con mis nuevas circunstancias. Ante mi desasosiego a la hora de perder vidas en Candy, mi incapacidad de espera a que volvieran y el miedo a que nuestra economía cayera  en la banca rota, mi Ellita me dio la solución: “Mamá hazte de Facebook, conectas con los otros enganchados y evitas esos ataques de ansiedad cuando estás sin jugar media hora. Regaláis vidas entre todos”. Lo hice y me convertí en jugadora compulsiva. Ellita, deseosa de recuperarme como madre habló con su “padrina”, y ésta me obligó a comenzar el blog de ABC para centrarme en mi trabajo.

Nació Gente y Aparte. Y nació una nueva adicción. La que siento por mis lectores en la red y a los que hoy hago un homenaje. No sé cómo he podido vivir sin ellos. Su generosidad al escribirme, su respeto ante mis incongruencias y las sonrisas que marcan sus palabras son mi mejor aliciente para continuar incluso en época de tribulaciones. Me han demostrado que no estoy sola, que a todos nos ocurre lo mismo. En la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas…todos los días de la vida. Y, atención, que Él no está solo. Lo que inunda mi corazón de tranquilidad y mi vida marital de comprensión. Estas maravillosas criaturas crecen y se multiplican sin importar las fronteras y Ellas me escriben para contarme. De su Él. Aunque alguna haya dudado de mi integridad al cuestionarme, de forma pública en mi muro, si no sería amante de su marido. “Me preocupa como se parece al tuyo”. “Pues no. Todos están cortados por el mismo patrón. Y nosotras por el nuestro. Como me dicen los Ellos. Que cargados de sentido del humor, sin duda la máxima manifestación de inteligencia, intervienen en esa gran tertulia generada con los comentarios. Gracias. A Él por aguantarme. A Ellos y a Ellas, amigos de Facebook, por recordarle que no está solo. 

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