Mi camiseta

Mi perro, Bruce, me miró con esos ojos impregnados de humanidad que tanto me impresionan cuando se clavan en mí. Una cualidad bien arraigada que le une a sus hermanos caninos con independencia de la raza de la que procedan. Apoyó su cabeza sobre mi pierna. Su mirada denotaba una cierta complacencia. Imagino que idéntica a la mía al verle sobre mi cama, pegado a mí, mientras me obligaba a trabajar en una posición bastante incómoda. Es humano, pensé una vez más, al ver como me observaba sin perder detalle de lo que hacía. Mucho más humano que un número infinito de los integrantes de esa especie a la que pertenezco, denominados seres civilizados. Entre los que incluyo a los miembros de mi propia familia. Aunque me duela hasta escribirlo. Que en un ataque de incomprensión aguda hacia mi persona, se mofaron de mí de tal manera que no encontré en ellos ninguna de las cualidades que definen a las personas como humanitaria: ni afecto, ni comprensión, ni compasión hacia los demás. Que desorientada por culpa de los caprichos del tiempo vivo confundida y salí de casa con sandalias, pantalón de pana, camiseta de tirantes y chubasquero. Por si acaso. Como siempre. Preparada para cualquier accidente meteorológico. Pero ellos no lo entendieron y se burlaron. Lo cual me hirió profundamente. Pero paso. Bastante problema tengo con elegir cada día qué ponerme. Qué desesperación. La misma que aumenta de forma proporcional a los montones de ropa que crecen en el armario donde cohabitan prendas de verano, de invierno y esas nuevas que yacen en sus bolsas para que Él ni las atisbe. El panorama desolador. Tanto, que cada vez que abro la puerta la cierro de inmediato y llamo al psiquiatra ante los indicios de una depresión galopante. Me tumbo en la cama, me niego a vestirme, y espero a que me diga. Bueno eso fue hasta el sábado, día que encontré la solución. Es una camiseta que me sienta a las mil maravillas. Roja y blanca. Y con un escudo precioso. El del Atlético de Madrid. No pensaba mencionarlo, de verdad, pero no me queda más remedio. Por si alguno todavía no lo sabía. Es que hemos ganado la liga. Y no encuentro el momento de quitármela. Solucionado el problema. De la ropa.

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