Mi viernes solidario. No más barreras

Un día, sin venir a cuento -porque estas cosas nunca vienen a cuento- el destino se pone en contra y tu vida da un giro de 180 grados. Imaginemos. Aunque sea horrible. Intentemos ponernos en situación. Solo así, quizás, podremos sentir esa angustia que nos haga reaccionar. Un hijo que nace con una parálisis cerebral. Un accidente de tráfico. El que te obliga a seguir el resto de tu camino en una silla de ruedas. Una enfermedad. Esa que ni siquiera conocías, degenerativa por ejemplo, que te exige cambiar día a día tus hábitos de vida y tantos cuidados especiales que eres incapaz de afrontar los gastos. Los tuyos o los de la persona que la sufre. Tu hermano, tu amigo, tu prima. O una meningitis. La que se ensaña con ese pequeño que es tu propia vida y desde su infancia tendrá que acostumbrarse a ver el mundo desde una silla de ruedas adaptada a él. O ese derrame cerebral que te deja medio cuerpo paralizado O, o, o. Hay tantas cosas que pueden suceder y que pueden transformar nuestras capacidades en capacidades diferentes, que solo cuando leo la maravillosa obra que hace la Fundación Prójimo Próximo” me paro y recapacito. En la suerte que tengo. En los que supone tener desde siempre -o desde el momento que sea- a alguien a quien amas con una discapacidad (odio este término) física o psíquica. Dependiente. No en el plano moral porque -y de esto sé bastante- estas personas tocadas con alguna diferencia, son lo mejor del mundo, los que sacan lo mejor de ti, los que sonríen a la mínima para darte una lección de vida. Pero sí a nivel logístico, a nivel económico, tan fuera del alcance de la gran mayoría de las personas. Y aquí vienen los problemas. Las necesidades. Lo que intenta solventar como puede Prójimo Próximo.

Me encanta el nombre. Dos términos perfectamente encajados. Como las mejores piezas de un puzzleQue entrañan todo y tanto. Que te hace ver de inmediato. Que hay que ayudar al prójimo. A ese que está tan próximo. Que tanto lo necesita. Y a realizar, aunque suene todavía más duro, aquello de “hoy por ti mañana por mi”. Nunca se sabe. Ojalá no sea. Pero puede ser. Que un día me toque a mí. O a ti. Por eso, prometo no fallar. A la próxima cita. La Exposición de Arte Solidario que han organizado para recaudar fondos, gracias a la generosísima colaboración de más de 200 artistas -profesionales y aficionados- que han donado sus obras desinteresadamente. Como Coro López Izquierdo, José González Onieva, Jaelus Aguirre, Felipao, Gerardo Pita o Carlos Diaz de Bustamante. Que han unido su arte con el de las nuevas promesas para hacer de esta exposición el mejor ejemplo de arte solidarios. Pintura, escultura, fotografía, diseño, cerámica, acuarela. Hay de todo y a precios excepcionales. Y con lo que se recaude quizás se pueda comprar esa cama articulada, alguna grúa o esas prótesis maravillosas que les puede cambiar la vida de nuevo. A los enfermos y a sus familiares. Y todo gracias a ese grupo de mujeres que, un buen día, al comprobar que las ayudas de la Administración no alcanzaban para cubrir las carencias de los residentes a los que ayudaban el Centro de Atención de Minusválidos de Leganés, decidieron crear esta fundación. Qué maravilla. Desde entonces no han parado. En su empeño de eliminar barreras. Gracias.

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