Momento tsunami

Hay situaciones incómodas en la vida marital que no por conocidas dejan de repetirse. Situaciones que pueden desencadenar en un tsunami que arrase con los cimientos de un feliz “mártirmonio”. Tsunami por cierto predecible y que podría haberse evitado para no provocar el desplazamiento de esa masa de incomprensión acumulada a veces en las profundidades de un corazón femenino. Ningún fenómeno, ni siquiera calificado de extraordinario, debería remover las pequeñas heridas que se esconden en lo más hondo de este pequeño y sensible órgano. El corazón. A prueba de bomba en situaciones tan aparentemente simples como el antes de una cena o cualquier evento en el que Ella lidie con una de sus peores pesadillas. “¿Qué me pongo?” Ante la duda, la opinión de Él parece importante. Sin pensar siquiera que vas a tropezar de nuevo con la misma piedra, la de la indiferencia, sales del cuarto de baño y con una sonrisa no exenta de timidez, preguntas, ¿te gusta?”.“Si, estás muy guapa”, contesta Él de inmediato sin levantar prácticamente la vista. Te callas, te vas, y con ese punto de maldad que eres incapaz de evitar, haces la prueba. Apareces de nuevo, idéntica vestida, y dices “¿Y con ésto? ¿Que te gusta más?” “El primero”, dice sin pestañear. NO te ha mirado. Ni una vez. Vas exactamente igual vestida. Y tiene el valor de decirte que el primero. Y es el mismo. Tú sonrisa ya no es tan inocente. Eres transparente. No existes como masa corporal. En realidad le importa poco como vas vestida. Lo que le importa es lo que te va a preguntar. Lo de siempre. Lo mismo que todos los Él a todas las Ellas. La señal de alarma de que no les apetece nada la cena. Que hay estudio que lo confirma. “¿Quién va a la cena?” Y se queda tan ancho. O no. Porque evidentemente a no ser que sean muy cercanos, a ti no se te ocurre hacer esa preguntar cuando te invitan. No es lo correcto. El oleaje en sus máximas. Dices que ni idea y caes en la trampa. Le has puesto en bandeja que te lance la pulla de siempre. “Ah, estás todo el día hablando y no se te ha ocurrido preguntar quien va”. Y se forma. El tsunami. Que arrasa. Con tus buenas intenciones, con la cena, con el matrimonio y con tus conjuntos. Si serás tonta. Vuelta a empezar.

 

mafalda_enfrentar_realidad

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