Mujer líder

De pronto premian a una mujer -que poco tiene que ver con esta sociedad competitiva y agresiva empeñada en hacer del dinero el único éxito encomiable- con el premio Mujer Líder 2015. Una mujer que sin llamar la atención deja su huella en cada paso que da. Y la deja cargada de humanidad, generosidad, alegría, valores, y un inmenso deseo de hacer ver que en la vida no hay que esperar a sufrir una experiencia traumática para saber lo que de verdad importa. Como la que ella sufrió. Casada y con tres hijas pequeñas un día sin venir a cuento -porque estas cosas nunca vienen a cuento- tuvo que enfrentarse a un cáncer. La enfermedad que, junto al libro que cayó mágicamente en sus manos, le hizo reflexionar y ver la vida de una manera distinta. Decidió transformar sus sentimientos en algo válido para jóvenes, y no tan jóvenes, nos impregnáramos de valores tantas veces olvidados. El amor, la familia, la amistad, la solidaridad, la educación. Y lo logró.

Con ayuda de su inseparable Pilar y un equipo de maravillosas mujeres empezó la andadura que ayer fue reconocida por constituir un “claro ejemplo de mujer comprometida con la sociedad que le rodea y el desarrollo de los jóvenes con valores”. Se llama María Franco, es la Directora General de la Fundación Lo Que De Verdad Importa (LQDVI) y recibió el premio durante la celebración del X Foro Mujer y Liderazgo, organizado por Aliter, Escuela Internacional de Negocios y la Fundación Rafael del Pino. Mi enhorabuena a ella es infinita. Al igual que mi reconocimiento a la organización y al jurado por haber sabido destacar entre tantos currículums, seguro que maravillosos y llenos de títulos envidiables, el de una mujer que sobresale por trabajar para hacer de esta sociedad algo superior. Dejándose la vida sin ánimo de lucro. Fernando Torrente, presidente de lo LQDVI y socio de Cuatrecasas, tras hacer una impecable loa a María le cedió la palabra. Y María, a la que el cáncer ha vuelto a dar la cara, salió al estrado a dar las gracias en un discurso envuelto de naturalidad y emoción en el que, con la humildad que le caracteriza, intentó hacernos creer que ella no merecía ese premio. No convenció a nadie. Ella, sí, es la líder.

 

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