Otra Navidad.

Hay contradicciones que por su extremismo son inexplicables. Como hoy, día que se conmemora la matanza de los niño que Herodes mandó asesinar. Los Santos Inocentes. En el extremo opuesto la celebración de origen pagano, en la Edad Media, que combinó ese rito con el conocido como “la fiesta de los locos”. Durante esa jornada todo estaba permitido. Se inició la unión de lo pagano y lo religiosa de esta fiesta y ahora se celebra la jornada de las bromas, las inocentadas, que tanto me gustaba de niña. Hoy, ya mayor, rechazo el doble significado de este día. Recuerdo a esos pequeños, santos inocentes, que este año han sido arrancados violentamente de los brazos de sus padres. Las niñas olvidadas de Nigeria; los pequeños asesinados en Pakistán. A manos de tanto Herodes extremista. Lo que nos impactó en su momento y que con el tiempo dejamos a merced del olvido. Es más cómodo. Total, ¿qué podemos hacer?

Mientras, nosotros disfrutamos de los nuestros. Amándoles como solo a un hijo se le puede amar y compartiendo la vida con ellos. Que suerte tan inmensa tenemos. Con ellos, con el “Él” correspondiente, la familia, los amigos. Las amigas. Estos días, especialmente, las del cole. Íntimas amigas pase lo que pase y nos separe el tiempo que nos separe. Con las que compartimos uniforme y recuerdos inundados de risas. O de lágrimas. O de pitillos fumados a escondidas. Excursiones, secretos, noches de estudio. A veces pienso que fue la época más feliz de mi vida. Donde la inconsciencia ganaba por goleada a la consciencia y todo, a pesar de todo, era más fácil. El día 24 el estrés navideño desapareció de golpe de nuestro grupo para dar paso a la preocupación. Maca no estaba bien. Seguía con fiebre. No hubo duda. Los paquetes quedaros sin envolver, de la cena se ocupaban los otros y nos presentamos en el hospital. Para celebrar a su lado nuestra peculiar fiesta de las locas. Para cantarle villancicos y decirle que la queríamos como nunca. Para hacerla reír. Aunque fuera entre lágrimas. El día de Navidad la noticia llegó temprano. Había que operar. Fuimos llegando sin avisar. Allí estábamos todas otra vez. Como a los 17 años. Apiñadas. A su lado. Ahora Maca evoluciona favorablemente. En la UVI. Donde intentamos pasar a verla por turnos. Para decirle que salga ya. Que la necesitamos. Que esta vez, sí, nos vamos todas de viaje. Date prisa.

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