Pare, por favor. Un segundo de su tiempo puede cambiar una vida

 

Cuando algunos de ustedes lean estas palabras, 10.500 personas estarán colocando sus mesas solidarias en muchos puntos de España -haga frío, calor o llueva- para ayudar, con su desinteresada colaboración, a que continúe la investigación en la lucha contra el cáncer. Cuando muchos de ustedes estén a punto de salir de casa, 4.000 mesas estarán situadas en sitios estratégicos para hacer de esta campaña de cuestación de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), “una flor para la esperanza en el cancer”, el iris, para que represente el estado de ánimo de enfermos y familiares. La esperanza. Cuando muchos de ustedes anden con paso rápido hacia su destino, prepárense. Un número indefinido de mujeres (ganan por goleada en estas cuestaciones), y algunos hombres, saldrán de los sitios más inesperados, y con una sonrisa y cierto pudor, el inevitable compañero de ese mal rato que pasas cuando pides dinero, le pedirán al menos un euro. Por mucha prisa que tengan, paren por favor. Un segundo de su tiempo puede cambiar una vida. Porque, como apunta el lema de la campaña, “No te imaginas todo lo que un euro pone en marcha”. Y mientras ustedes trabajan y cumplen con sus obligaciones, estos cientos de miles de colaboradores que inundan las calles de casi todas las Comunidades Autónomas, pasarán muchas horas de pie, tengan la edad que tengan, pidiendo, hucha en mano, para luchar contra el cáncer. Y mientras, lo sé,vivirán experiencias únicas que les harán engrandecer como personas. Como aquel repartidor de supermercado que vació de monedas sus bolsillos para dar todo lo que había ganado en propinas ese día, con una sonrisa de oreja a oreja. Tan diferente a muchos de esos ejecutivos que no miran a los ojos para no tener que hacer un alto en su camino. O esa mujer, sin dinero, que con lágrimas te cuenta la tristísima muerte de su hijo y se ofrece a ayudar en la mesa para poder así colaborar de alguna manera. O tantísima gente buena que da las gracias porque su madre, su padre, su hermano o su amigo han sido tocados por esta enfermedad y la AECC les ha ayudado muchísimo. Por eso, volvemos a lo de siempre. Hoy por ti, mañana por mí. No baje los ojos cuando vea una hucha. No se imagina lo que un euro puede poner en marcha.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*