En apenas una hora lidié con mi ignorancia en materia española. Con rabia descubro lo poco que sé en esta materia. Me entristece saber que no tengo ni idea de todo lo que significa España a nivel internacional. Los valores y la riqueza que esconde el nombre del país en el que he nacido. Me rebelo ante el reparo que produce confesar que emociona escuchar el himno nacional o ver ondear la bandera rojigualda allá donde los caprichos del viento hagan de ella la figura que proceda en el momento. Desde 1843, bajo el reinado de Isabel II, la bandera nacional. Somos una población pobre en orgullo y admiración hacia todo lo que se cobija lo que algunos denominan la piel de toro. Yo toros solo veo los de Osborne, por los que siento una veneración profunda. Qué hermosura. De animales inertes. Que me emocionan cuando aparecen en mitad de un paisaje a pesar de haberlos visto cientos de veces. Tienen duende. Majestuosos, erguidos, orgullosos de ser animales de bandera. Marca España.
Como la que llevan a lo más alto los responsables de la oficina del Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España. Los mismos que han hecho un vídeo impecable (https://www.youtube.com/user/marcaespanaoficial) para que descubramos lo que ya sabemos, y muchísimo más de lo que imaginamos, y gritemos sin complejos de una vez el nombre de España en todo el mundo. Lo que podemos compartir, en nuestro propio idioma, con más de 550 millones de hispanohablantes. Se dice pronto. Pero se escribe despacio. Para hacer de ello una obra exquisita. Como ha hecho ABC en un impresionante volumen que recoge los “110 motivos para admirar España”. Seleccionados entre centenares. Suficientes para transformarse en la evidencia de lo mucho que nos queda por conocer. De España. De su grandeza. En todos lo ámbitos. El cultural, el deportivo, el científico, el turístico o el tecnológico. Liderados por una nuevo Rey, Felipe VI, un ser extraordinario del que cada día me siento más orgullosa. Como de España. Ya está bien de tonterías.
¡Ole!
Jajajaja y ole!!!!