Triste y sola. Desamparada. Desolada. Tras leer mi última columna, mi marido me dijo. “O las columnas o yo”. “¿Cómo?, pregunté desorientada. “Que las columnas o yo”, me repitió en tono severo. Seco. Empecé a llorar. Una vez más las …
Triste y sola. Desamparada. Desolada. Tras leer mi última columna, mi marido me dijo. “O las columnas o yo”. “¿Cómo?, pregunté desorientada. “Que las columnas o yo”, me repitió en tono severo. Seco. Empecé a llorar. Una vez más las …