Coach, coach, coach

Moría por tener un coach. Para lo que fuera. Esa persona formada para motivar y dar técnicas con las que llegar a la meta que se desea conseguir. Me hervía la sangre de rabia cada vez que oía a alguien hablar de su coach. Con una naturalidad aplastante unos y otros me dejaban con la boca abierta cada vez que me comentaban “te dejo porque estoy con mi coach”, “no puedo quedar, tengo sesión de coaching”. Y yo nada. Con lo cual empecé a pensar en esos objetivos calificados por mí misma como inalcanzables e hice una ardua tarea de investigación para encontrar a mi coach ideal. Primer problema: yo no tengo una meta, tengo multitud de metas. Es más, soy la mujer meta. A corto y largo plazo. No hay meta que no desee alcanzar. Con él, con ellos (llámense descendientes), con los álbumes de fotos o con el orden de los armarios. En lo personal y en lo profesional. Soy una meta en si misma. Intenté hacer una lista de prioridades y hacerme con “el” coach ideal, pero ante la amplitud de la oferta me quedé paralizada: coaching matrimonial (este hubiera sido la bomba, tanto a corto como a largo plazo si es que éste fuera o fuese posible alcanzarlo); coaching maternal (bomba dos, lo que hubieran dado mis hijos para que lo hiciera, ya que asegura “poder educar a las madres para que sepan mantener mejor el equilibrio y transmitírselo a sus hijos”, los pobres, que solo conocen el desequilibrio materno/filial); coaching escritores (y yo sin “best-seller”); coaching antienvejecimiento (este ya lo doy por imposible); coaching de atracción (“para ayudarte a aplicar la Ley de la Atracción y la física cuántica en tu vida”, sobran comentarios); coaching para ejecutivos (¿mande?); coaching transpersonal (me pierdo). ¡Qué barbaridad! Al final el sabio destino me llevó por otros derroteros y aparecí en el lugar adecuado en el momento oportuno. En un taller de coaching deportivo en el que participé junto a mi equipo de veteranas de pádel. Puedo prometer y prometo que ha sido uno de los mejores ratos de mi vida. Surrealista, pero efectivo al cien por cien. Ahora entiendo el coach, el coaching o como lo llamen. De verdad. Lo mejor, que es aplicable a cualquier parcela de tu vida. Prepárate querido. Soy una mujer nueva. Y va en serio. Continuará.

9 comentarios en “Coach, coach, coach”

  1. La primera vez que oí hablar sobre el coaching, me pareció apasionante , la segunda interesante ,la tercera menos y en la actualidad cuando oigo la palabrita salgo huyendo…no me cabe duda de que habrá gente extraordinaria pero se han apuntado al carro demasiadas personas ….http://misqueridasamigas.wordp

  2. Si, si cierto coaching para todo….pero como bien dices mujer nueva!!!!…y funciona…¿te atreves a un sesión de coaching para crear tu perfume a medida?. Cuando quieras te lo hago y así ya tienes otro que contar. Besos

  3. Si, si cierto coaching para todo….pero como bien dices mujer nueva!!!!…y funciona…¿te atreves a un sesión de coaching para crear tu perfume a medida?. Cuando quieras te lo hago y así ya tienes otro que contar. Besos

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